"En los EXTRAVÍOS nos esperan los HALLAZGOS; porque es preciso PERDERSE para volver a ENCONTRARSE." E. Galeano

miércoles, 16 de abril de 2014

Más perdido que turco en la neblina

             Nuestro itinerario cambió varias veces, tiene más mutaciones que Michael Jackson, estuvimos en ciudades que antes del viaje ni sabíamos que existían y dejamos sin ver siquiera de lejos otros lugares que nos parecían paradas obligadas. Y nos sentimos cómodos y contentos haciéndolo de esta forma, cuando parece que la ruta es tan obvia como un vidente leyendo el destino aparece una voz en alguna de nuestras cabecitas que dice “¿y si en vez de ir por acá van por allá?”. Y todo se renueva, trasforma y abre nuevas posibilidades.
                Sinceramente Estambul no estaba en los planes de ninguno de los dos. La cantidad de kilómetros “de más” y nuestra ignorancia sobre Turquía nos hacían no prestarle atención a la metrópoli de dieciséis millones de habitantes. Las recomendaciones de algunos conocidos hicieron que lo repensáramos y finalmente la insistencia de otros viajeros a lo largo de nuestros días en Europa nos hicieron poner a Estambul como un destino indiscutible en nuestro 2014.

La torre Galata (1348)  fue construida por los genoveses
y en el Imperio Otomano la usaban como torre de vigilancia
Efectos locos a la foto - caminando por Estambul

                

                  Partimos a Estambul sin siquiera poder confirmarle a nuestro futuro anfitrión por falta de tiempo, solo teníamos su número de teléfono y la esperanza de cambiar las sensaciones que nos había dejado Grecia. Y habíamos empezado bien, ¡en la frontera no nos interrogaron! Wiiiii jajajaja
                Lo que vivimos las cuatro noches y cinco días en Estambul fue el shock cultural más grande al que estuvimos expuestos y del que más aprendimos. Napoleón Bonaparte dijo que “si la Tierra fuese un solo Estado, Estambul sería su capital” y me acordé de esa frase varias veces en el caminar de los días. La ciudad es un quilombo de gente, autos, mezquitas y calles diagonales empedradas donde podes encontrar de todo (pero DE TODO) y la historia que reposa bajo sus baldosas te abraza de forma tal, que te invita a tomar un Chai (té turco que se sirve en tacita sin manijita, ¿qué tul eh?) y contarte sobre ella misma.

La "Nueva Mezquita", una de las más imponentes, coquetas por dentro
 y visitadas. Apenitas entando a Asia

                Como la mayoría sabe, amigos lectores, Turquía tiene parte de su territorio en Europa y otra gran parte en Asia. Ellos mismos saben que es un gran chamuyo (chamuyo = mentira) económico su pertenencia al continente occidental e inclusive nos han contado que se sienten puramente asiáticos. A la urbe la corta el Bósforo (que además une los Mares Negro y Mármara) y los puentes que la conectan son también la forma de pasar de Europa a Asia y viceversa. De un lado abundan los shoppings, los locales de comida rápida, anchas peatonales y la torre Galata del mil trecientos cuarenta y ocho alzándose entre todos los edificios. Del otro lado hay grandes mezquitas cada trecientos metros, puestos de ventas de cualquier cosa en la calle, olor a antiguo imperio, turcos gritando por todos lados, mujeres totalmente de negro y a las que solo se le ven los ojos comprando en joyerías, zapaterías y hasta ropa interior femenina colorida. Les dejo la difícil tarea de que solitos y solitas reconozcan que lado pertenece al europeo y cual al asiático.
                Probablemente lo que a nosotros, argentinos rasos, más nos impresionó fue la gente y dentro de ella, como viven la religión. Nuestras experiencias previas con el mundo islámico habían sido en Albania pero claramente eran una minoría sin mayor profundidad social. En Estambul la gente te hace sentir el islam, es realmente impactante ver caminar por la calle a un hombre de jeans y remera junto a una mujer totalmente tapada de negro con grandes túnicas, que inclusive dificulta que se le reconozcan los brazos. Igualmente de impactante que ver a los hombres en distintos horarios del día y de cualquier estrato social lavándose los pies en las canillas exteriores de las mezquitas. Fue muy común verlos de traje lavándose los pies junto a otros muchísimo más pobres (no tomamos fotografías "de cerca" a estas costumbres por respeto a sus creencias), al igual que era usual ver a la misma mixtura de clases sociales rezando uno junto al otro sobre las coloridas alfombras turcas en los alrededores de las mezquitas cuando era el llamado del mediodía.

El patio de la "Nueva Mezquita" donde se pueden ver a los hombres lavándose los pies.
La sacamos de lejos, pero se puede apreciar.
                Para poder visitar las mezquitas Flor se tuvo que tapar el pelo y ambos nos teníamos que quitar las zapatillas. Las mezquitas por dentro son más bien sencillas, con grandes y simples aros colgantes del techo que sostienen las luces, las paredes tienen coloridos azulejos que forman distintos símbolos y las alfombras (factor fundamental de los musulmanes para rezar) son muy mullidas. Inclusive la famosa y gigantesca Mezquita Azul tiene ese aspecto humilde y austero por dentro. Asimismo, fue muy llamativo para nosotros ver que las mujeres rezan en una especie “gallinero” apartado, donde raramente se las puede contemplar en su conexión con Dios.

Mujeres rezando en el "Women´s section", dentro de la Mezquita Suleymaniye - No es una convención de ninjas, no
Descansando entre las flores de los jardines de Sultanahmet

                No vamos a hacer juicios de valor sobre esta religión ni ninguna otra, solo a contarles un poquito de lo mucho que aprendimos hablando con la gente y leyendo. El Islam es una religión que nombra a Dios como Alá y de quien no tiene una referencia visual (como lo sería Jesucristo en la cruz para los católicos), no niega a Jesús sino que lo toma como un mensajero de Dios, un predicador entre otros. Las mujeres se cubren el pelo porque así “lo dice el Libro”, pero sin embargo en ningún lugar dice que se deben tapar la cara, eso es una elección personal siendo que las que más se cubren se sienten más religiosas. También en las calles se pueden ver mujeres con Hiyab (el pañuelo que usan en la capocha) negros y a otras con unos coloridos, y eso también es elección de cada una sin representar ningún compromiso marital como suponíamos nosotros cuando las veíamos por primera vez. Otro dato del Islam es que los musulmanes están obligados según el Corán a ayudarse unos a otros, sobre todo aquellos que más tienen deben colaborar con quienes son pobres (tarea difícil en el mundo moderno de la producción). Inclusive nos contaron que antiguamente existía una caja en el medio de las pequeñas ciudades donde cada uno dejaba el dinero que le sobró (del día o del mes) y que el que lo necesitaba podía ir a agarrar sin necesidad de agradecer ni mirar a la cara a su benefactor, pero si tomaba dinero de más o sin tener la necesidad, eso quedaba entre esa persona y Dios, lo que significa un peso más grande. Sin embargo esta tradición hoy en día es imposible de llevar a cabo por el tamaño de las ciudades y por el sistema económico. Con estos ejemplos vemos como en cierto sentido los musulmanes llevan una vida más "individualistas" con Dios, cada uno actúa como mejor le parece siempre teniendo en cuenta su relación con Dios, pero nadie debe juzgar ni hacer opinión alguna sobre el actuar de otra persona. A diferencia de lo que conocemos del catolicismo no existe un cura que señale lo que está bien o mal, en el Islam cada persona rinde "tributo" y lealtad a Alá según lo que cada uno entiende del Corán, y como mejor le parece.

Fotón de Fuertes, marche postal - Mezquita Azul

Entrada a la Mezquita Azul, albatros volando y las aguas danzantes

                Con este resumidísimo trasfondo religioso deben imaginarse que no nos daban los ojos para observar todo lo posible, con la difícil tarea de obligar a nuestros cerebros a guardar todas las imágenes y sensaciones que teníamos al caminar por Estambul. Conocer el Gran Bazar es otro plato fuerte de la ciudad, la gente que en Argentina se queja de la "Salada", que no entren al Gran Bazar. Este gigantesco mercado de quince por quince cuadras tiene por dentro todos los negocios de lo que se les ocurra: típicos dulces turcos, lámparas asiáticas, carísimos souvenirs, lugares de comida, venta de alfombras, carísimas joyerías, venta de oro por kilo, venta de camisetas de fútbol, ropa de segunda mano (mucha), juguetes, artesanías medio pelo y artesanías geniales, platos pintados a mano… Podría escribirles dos páginas sobre todas las cosas que se venden pero se van a embolar. Solo imaginen que cualquier cosa es vendible ahí dentro, y todo se regatea, todo. Los turcos tiran cualquier precio para empezar una negociación, si no les regateas, se hacen el día con un solo turista.

En el Bazar de las Especias (también conocido como Bazar hindú) se pueden encontrar todo tipo de condimentos,
y además, estos riquísimos dulces turcos

Una Flor en el Gran Bazar

                Recorrimos los palacios de los antiguos sultanes y nos tomamos el tiempo preferido para nosotros, el de perdernos en las calles de la ciudad sin destino fijo. Caminar por caminar. También usamos un día entero para visitar las islas de los antiguos príncipes, mediante un barquito que te llevaba por solo 2 eurocitos llegábamos a estas increíbles islas llenas de naturaleza. La vista de Estambul desde arriba del cerro de la isla mayor es inigualable, se ve la ciudad de frente en todo su esplendor. Lo único repudiable que vimos en la isla era que se utilizaban caballos para tirar carros para pasear a los turistas, cerca de cien caballos atados corriendo durante horas para confort de la gente. No guta.

Disculpe las molestias, caballos trabajando :(

Aunque algunos suertudos tienen sus ratos de ocio y salen a pasear, mientras el perrito les ladra

                Con respecto a nuestro genial anfitrión fue un caso muy particular, una experiencia aparte. No vamos a dar su nombre porque él prefiere el anonimato. Nosotros no sabíamos bien quién nos iba a hospedar, sinceramente (antes dijimos que solo teníamos el número de teléfono y es cierto), el único otro dato con el que contábamos era que es cheff.  Con el correr de los primeros minutos que pasamos juntos fuimos descubriendo cosas llamativas: tenía chofer privado, una camioneta muy lujosa y cuando entramos a su “lugar de trabajo” todos lo trataban de jefe. Sin embargo su simpleza y poca ostentación nos confundían y nos hacían dudar. Nunca hubiésemos imaginado que en Turquía nos iba a hospedar un millonario dueño de cadena de restaurantes, pero así es este viaje, pasamos de estar en carpa en las montañas en Meteora a que nos hospede un flaco con barco propio.

La sección preferida de Seba - Contemplando
Esta es la última foto de la querida y desaparecida
boina
Coleccionando atardeceres
 el pájaro en el agua es genial


















                Realmente hicimos una amistad muy sincera con él. No nos dimos cuenta de su real posición económica hasta el último día. Nos pasamos todas las noches tomando cerveza y charlando, de que el dinero le quita el gusto a las pasiones más grandes (como para él la comida) y con nuestra única herramienta que es prestar el oído llegamos a charlas muy profundas. Un detalle no menor de él es que trabaja entre ocho y diez horas diarias, podría quedarse en la casa viendo la tele, pero todos los días (incluyendo sábado y domingo) va a cocinar él mismo. Y repetimos que recién el último día nos dimos cuenta de su posición porque su poca ostentación es para resaltar.

Seba en la "Nueva Mezquita".
La casaca de QAC presente

Mujer musulmana que para tapar sus ojos usa anteojos de sol,
y todo el resto de su cuerpo tapado. Fuerte choque entre lo
tradicional y lo moderno


















                 En fin, escribo menos esta vez para que se puedan tomar unos segundos extras a apreciar las fotos. Con la felicidad de haber conocido un lugar genial, de haber sobrepasado de las trabas que Grecia había puesto en nuestro camino, partimos a la desconocida Bulgaria. En nuestra “estructura” de viaje cambiante, aquí finalizó la primer etapa: Italia – Turquía. A partir de ahora nos dirigimos al norte, o al sur, depende de cómo les guste mirar el mapa… pero Dinamarca es el horizonte y por suerte nos queda mucho terreno en el medio por descubrir.

Foto paparazzi - picnic de mujeres musulmanas

Mezquitas cada 100 metros - típica vista de la ciudad, si miras para arriba, claro

       Sentí que fue una responsabilidad grande para mí tener que expresar de la mejor manera posible nuestras experiencias en esa esplendida ciudad que es Estambul, así que espero que les haya llegado un poquito al menos de lo que vivimos.

                Gracias por leernos. De verdad.

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