Nuestro itinerario cambió varias veces, tiene más mutaciones
que Michael Jackson, estuvimos en ciudades que antes del viaje ni sabíamos que
existían y dejamos sin ver siquiera de lejos otros lugares que nos parecían
paradas obligadas. Y nos sentimos cómodos y contentos haciéndolo de esta forma,
cuando parece que la ruta es tan obvia como un vidente leyendo el destino
aparece una voz en alguna de nuestras cabecitas que dice “¿y si en vez de
ir por acá van por allá?”. Y todo se renueva, trasforma y abre nuevas
posibilidades.
Sinceramente
Estambul no estaba en los planes de ninguno de los dos. La cantidad de
kilómetros “de más” y nuestra ignorancia sobre Turquía nos hacían no prestarle
atención a la metrópoli de dieciséis millones de habitantes. Las recomendaciones
de algunos conocidos hicieron que lo repensáramos y finalmente la insistencia
de otros viajeros a lo largo de nuestros días en Europa nos hicieron poner a
Estambul como un destino indiscutible en nuestro 2014.
La torre Galata (1348) fue construida por los genoveses y en el Imperio Otomano la usaban como torre de vigilancia |
Efectos locos a la foto - caminando por Estambul |
Partimos
a Estambul sin siquiera poder confirmarle a nuestro futuro anfitrión por falta
de tiempo, solo teníamos su número de teléfono y la esperanza de cambiar las
sensaciones que nos había dejado Grecia. Y habíamos empezado bien, ¡en la
frontera no nos interrogaron! Wiiiii jajajaja
Lo que
vivimos las cuatro noches y cinco días en Estambul fue el shock cultural más
grande al que estuvimos expuestos y del que más aprendimos. Napoleón Bonaparte
dijo que “si la Tierra fuese un solo Estado, Estambul sería su capital” y me
acordé de esa frase varias veces en el caminar de los días. La ciudad es un
quilombo de gente, autos, mezquitas y calles diagonales empedradas donde podes
encontrar de todo (pero DE TODO) y la historia que reposa bajo sus baldosas te
abraza de forma tal, que te invita a tomar un Chai (té turco que se sirve en
tacita sin manijita, ¿qué tul eh?) y contarte sobre ella misma.
La "Nueva Mezquita", una de las más imponentes, coquetas por dentro y visitadas. Apenitas entando a Asia |
Como la
mayoría sabe, amigos lectores, Turquía tiene parte de su territorio en Europa y
otra gran parte en Asia. Ellos mismos saben que es un gran chamuyo (chamuyo =
mentira) económico su pertenencia al continente occidental e inclusive nos han
contado que se sienten puramente asiáticos. A la urbe la corta el Bósforo (que
además une los Mares Negro y Mármara) y los puentes que la conectan son también la
forma de pasar de Europa a Asia y viceversa. De un lado abundan los shoppings,
los locales de comida rápida, anchas peatonales y la torre Galata del mil trecientos cuarenta y ocho alzándose entre todos los edificios. Del otro lado hay grandes
mezquitas cada trecientos metros, puestos de ventas de cualquier cosa en la
calle, olor a antiguo imperio, turcos gritando por todos lados, mujeres
totalmente de negro y a las que solo se le ven los ojos comprando en joyerías,
zapaterías y hasta ropa interior femenina colorida. Les dejo la difícil tarea
de que solitos y solitas reconozcan que lado pertenece al europeo y cual al asiático.
Probablemente
lo que a nosotros, argentinos rasos, más nos impresionó fue la gente y dentro
de ella, como viven la religión. Nuestras experiencias previas con el mundo
islámico habían sido en Albania pero claramente eran una minoría sin mayor
profundidad social. En Estambul la gente te hace sentir el islam, es realmente
impactante ver caminar por la calle a un hombre de jeans y remera junto a una
mujer totalmente tapada de negro con grandes túnicas, que inclusive dificulta
que se le reconozcan los brazos. Igualmente de impactante que ver a los hombres
en distintos horarios del día y de cualquier estrato social lavándose los pies
en las canillas exteriores de las mezquitas. Fue muy común verlos de traje
lavándose los pies junto a otros muchísimo más pobres (no tomamos fotografías "de cerca" a estas costumbres por respeto a sus creencias), al igual que era
usual ver a la misma mixtura de clases sociales rezando uno junto al otro sobre
las coloridas alfombras turcas en los alrededores de las mezquitas cuando era
el llamado del mediodía.
El patio de la "Nueva Mezquita" donde se pueden ver a los hombres lavándose los pies. La sacamos de lejos, pero se puede apreciar. |
Para
poder visitar las mezquitas Flor se tuvo que tapar el pelo y ambos nos teníamos que quitar las zapatillas. Las mezquitas por dentro son
más bien sencillas, con grandes y simples aros colgantes del techo que
sostienen las luces, las paredes tienen coloridos azulejos que forman distintos
símbolos y las alfombras (factor fundamental de los musulmanes para rezar) son
muy mullidas. Inclusive la famosa y gigantesca Mezquita Azul tiene ese aspecto
humilde y austero por dentro. Asimismo, fue muy llamativo para nosotros ver que las
mujeres rezan en una especie “gallinero” apartado, donde raramente se las puede contemplar en su conexión con Dios.
Mujeres rezando en el "Women´s section", dentro de la Mezquita Suleymaniye - No es una convención de ninjas, no |
Descansando entre las flores de los jardines de Sultanahmet |
No
vamos a hacer juicios de valor sobre esta religión ni ninguna otra, solo a
contarles un poquito de lo mucho que aprendimos hablando con la gente y
leyendo. El Islam es una religión que nombra a Dios como Alá y de quien no
tiene una referencia visual (como lo sería Jesucristo en la cruz para los católicos), no
niega a Jesús sino que lo toma como un mensajero de Dios,
un predicador entre otros. Las mujeres se cubren el pelo porque así “lo dice el
Libro”, pero sin embargo en ningún lugar dice que se deben tapar la cara, eso
es una elección personal siendo que las que más se cubren se sienten más
religiosas. También en las calles se pueden ver mujeres con Hiyab (el pañuelo que usan en la capocha) negros y a otras con unos coloridos, y eso también es elección de
cada una sin representar ningún compromiso marital como suponíamos nosotros
cuando las veíamos por primera vez. Otro dato del Islam es que los musulmanes están obligados
según el Corán a ayudarse unos a otros, sobre todo aquellos que más tienen
deben colaborar con quienes son pobres (tarea difícil en el mundo moderno de la
producción). Inclusive nos contaron que antiguamente existía una caja en el
medio de las pequeñas ciudades donde cada uno dejaba el dinero que le sobró
(del día o del mes) y que el que lo necesitaba podía ir a agarrar sin necesidad
de agradecer ni mirar a la cara a su benefactor, pero si tomaba dinero de más o sin tener la necesidad, eso quedaba entre esa persona y Dios, lo que significa un peso más grande. Sin embargo esta tradición hoy
en día es imposible de llevar a cabo por el tamaño de las ciudades y por el sistema económico. Con estos ejemplos vemos como en cierto sentido los musulmanes llevan una vida más "individualistas" con Dios, cada uno actúa como mejor le parece siempre teniendo en cuenta su relación con Dios, pero nadie debe juzgar ni hacer opinión alguna sobre el actuar de otra persona. A diferencia de lo que conocemos del catolicismo no existe un cura que señale lo que está bien o mal, en el Islam cada persona rinde "tributo" y lealtad a Alá según lo que cada uno entiende del Corán, y como mejor le parece.
Fotón de Fuertes, marche postal - Mezquita Azul |
Entrada a la Mezquita Azul, albatros volando y las aguas danzantes |
Con
este resumidísimo trasfondo religioso deben imaginarse que no nos daban los
ojos para observar todo lo posible, con la difícil tarea de obligar a nuestros
cerebros a guardar todas las imágenes y sensaciones que teníamos al caminar por
Estambul. Conocer el Gran Bazar es otro plato fuerte de la ciudad, la gente que
en Argentina se queja de la "Salada", que no entren al Gran Bazar. Este
gigantesco mercado de quince por quince cuadras tiene por dentro todos los
negocios de lo que se les ocurra: típicos dulces turcos, lámparas asiáticas,
carísimos souvenirs, lugares de comida, venta de alfombras, carísimas joyerías,
venta de oro por kilo, venta de camisetas de fútbol, ropa de segunda mano
(mucha), juguetes, artesanías medio pelo y artesanías geniales, platos pintados
a mano… Podría escribirles dos páginas sobre todas las cosas que se venden pero
se van a embolar. Solo imaginen que cualquier cosa es vendible ahí dentro, y
todo se regatea, todo. Los turcos tiran cualquier precio para empezar una
negociación, si no les regateas, se hacen el día con un solo turista.
En el Bazar de las Especias (también conocido como Bazar hindú) se pueden encontrar todo tipo de condimentos, y además, estos riquísimos dulces turcos |
Una Flor en el Gran Bazar |
Recorrimos
los palacios de los antiguos sultanes y nos tomamos el tiempo preferido para
nosotros, el de perdernos en las calles de la ciudad sin destino fijo. Caminar
por caminar. También usamos un día entero para visitar las islas de los
antiguos príncipes, mediante un barquito que te llevaba por solo 2 eurocitos
llegábamos a estas increíbles islas llenas de naturaleza. La vista de Estambul
desde arriba del cerro de la isla mayor es inigualable, se ve la ciudad de
frente en todo su esplendor. Lo único repudiable que vimos en la isla era que
se utilizaban caballos para tirar carros para pasear a los turistas, cerca de
cien caballos atados corriendo durante horas para confort de la gente. No guta.
Disculpe las molestias, caballos trabajando :( |
Aunque algunos suertudos tienen sus ratos de ocio y salen a pasear, mientras el perrito les ladra |
Con
respecto a nuestro genial anfitrión fue un caso muy particular, una experiencia
aparte. No vamos a dar su nombre porque él prefiere el anonimato.
Nosotros no sabíamos bien quién nos iba a hospedar, sinceramente (antes dijimos
que solo teníamos el número de teléfono y es cierto), el único otro dato con
el que contábamos era que es cheff. Con
el correr de los primeros minutos que pasamos juntos fuimos descubriendo
cosas llamativas: tenía chofer privado, una camioneta muy lujosa y cuando
entramos a su “lugar de trabajo” todos lo trataban de jefe. Sin embargo su
simpleza y poca ostentación nos confundían y nos hacían dudar. Nunca hubiésemos
imaginado que en Turquía nos iba a hospedar un millonario dueño de cadena de
restaurantes, pero así es este viaje, pasamos de estar en carpa en las montañas
en Meteora a que nos hospede un flaco con barco propio.
La sección preferida de Seba - Contemplando Esta es la última foto de la querida y desaparecida boina |
Coleccionando atardeceres el pájaro en el agua es genial |
Realmente
hicimos una amistad muy sincera con él. No nos dimos cuenta de su real posición
económica hasta el último día. Nos pasamos todas las noches tomando cerveza y
charlando, de que el dinero le quita el gusto a las pasiones más grandes (como
para él la comida) y con nuestra única herramienta que es prestar el oído
llegamos a charlas muy profundas. Un detalle no menor de él es que trabaja
entre ocho y diez horas diarias, podría quedarse en la casa viendo la tele,
pero todos los días (incluyendo sábado y domingo) va a cocinar él mismo. Y
repetimos que recién el último día nos dimos cuenta de su posición porque su
poca ostentación es para resaltar.
Seba en la "Nueva Mezquita". La casaca de QAC presente |
Mujer musulmana que para tapar sus ojos usa anteojos de sol, y todo el resto de su cuerpo tapado. Fuerte choque entre lo tradicional y lo moderno |
En fin, escribo menos esta vez para que se puedan tomar unos segundos extras a apreciar las fotos. Con la felicidad de haber conocido un lugar genial, de haber sobrepasado de las trabas que Grecia había puesto en nuestro camino, partimos a la desconocida Bulgaria. En nuestra “estructura” de viaje cambiante, aquí finalizó la primer etapa: Italia – Turquía. A partir de ahora nos dirigimos al norte, o al sur, depende de cómo les guste mirar el mapa… pero Dinamarca es el horizonte y por suerte nos queda mucho terreno en el medio por descubrir.
Foto paparazzi - picnic de mujeres musulmanas |
Mezquitas cada 100 metros - típica vista de la ciudad, si miras para arriba, claro |
Sentí que fue una responsabilidad
grande para mí tener que expresar de la mejor manera posible nuestras
experiencias en esa esplendida ciudad que es Estambul, así que espero que les haya
llegado un poquito al menos de lo que vivimos.
Gracias
por leernos. De verdad.
Hermoso relato!
ResponderEliminarMuchas gracias por leernos :)
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