"En los EXTRAVÍOS nos esperan los HALLAZGOS; porque es preciso PERDERSE para volver a ENCONTRARSE." E. Galeano

domingo, 20 de abril de 2014

Este o Este

                 Como si hubiésemos cambiado de una gran ciudad capital a un pueblo campesino pasamos de Estambul a Sofía, que es nada más ni nada menos que la capital de Bulgaria. Si bien no somos amantes de las ciudades capitales, en este caso unimos dos porque era más fácil llegar, y por supuesto que ésta última tenía un gran atractivo para nosotros desde lo cultural y por lo ignoto que resulta Bulgaria para los argentinos. La corta e inexperta experiencia que tenemos nos indica que los destinos poco turísticos tienen grandes sorpresas.
                Bulgaria es un país de poco más de siete millones de habitantes con una historia medieval muy rica que se mantiene viva hoy en día con sus ruinas bien conservadas. Como dato de color, las ciudades preservan como representativos los escudos medievales en sus banderas.
                En Sofía nos encontramos con una ciudad muy bonita, muy ordenada y limpia. Sin grandes edificios pero con hermosas y extensas plazas que sirven de paseo diario para cientos de ciudadanos. Todas las plazas en esta capital estaban llenas de gente en cualquier horario, desde grupos de adolescentes escuchando música hasta ancianos y ancianas jugando al ajedrez, todos en las plazas, con el cantar de los pájaros y la compañía de las fuentes decorosas.

Catedral Sveta - Nedelya - En 1925 fue destruida por un ataque bomba donde se intentó asesinar al popular
Rey Boris III, que se salvó por llegar tarde a la ceremonia donde fallecieron 128 personas.

                La urbe tiene muchas postales detenidas en el tiempo: los tranvías antiguos (los cuales se utilizan y mucho), las calles empedradas, las estatuas de leones cuadra por medio…todos detalles que te transportan, si estás predispuesto, a viajar cien años atrás. La ciudad también cuenta con varios sitios históricos de relevancia como la iglesia Alejandro Nevski que en su momento fue la catedral católica ortodoxa más grande de Europa del Este, pero cuando Serbia se enteró de esto, mandó a construir otra mayor.

Catedral Alejandro Nevski - Seguramente queres saber que prócer búlgaro es Nevski.
En la próxima foto...

Le pusieron Nevski para honrar a los rusos que los liberaron del Imperio Otomano.
Nevski fue un santo de la Iglesia Ortodoxa rusa. Los búlgaros en realidad no saben quien es jaja

Y acá aprovecho para contarles algo curioso de los Balcanes, todos los países (Croacia, Montenegro, Bulgaria, Eslovenia, Macedonia y Bosnia) odian a Serbia por ser soberbios y agrandados, según nos contaron distintas personas de algunos de estos países, mientras que los serbios solo tienen buenas relaciones con Grecia ya que comparten varios rasgos de la cultura. Es un dato curioso que está cargado de historia y presente, de que nadie olvida que Serbia fue la capital y la preferida de la ex Yugoslavia y que para colmo hoy en día tiene buenas relaciones con Grecia que en los Balcanes tienen fama de ser racistas e individualistas. Repito, todo esto que contamos es lo que nos dijo la gente de los distintos países, como en este caso en Bulgaria. Serbia no lo conocemos, no vamos a prejuzgar. Ya veremos.
                Para conocer la ciudad aprovechamos (una novedad para nosotros) una visita guiada gratuita, llevada a cabo por estudiantes, que no cobran nada pero aceptan donaciones voluntarias. Estas “free walking tour” son una muy buena alternativa para los viajeros que quieren aprender la historia y cultura del lugar pero no tienen un mango, que no quiero ser evidente pero podrías estar leyendo la página de unos de estos. Ahora. No sé, fíjate. En fin, si van a una ciudad que puede llegar a tener rincones históricos interesantes busquen en internet por los free tours de la ciudad en cuestión que están muy buenos.

Free walking Tour Sofía - Teatralización de la historia política de Bulgaria en la Plaza

                Nuestra amiga griega Eirine de Salónica nos había recomendado ir a Veliko Tarnovo también en Bulgaria, así que nuestro itinerario nos empezaba a acercar a Rumanía. De Sofía salimos en un tranvía que se convertía en subte y después pasaba a vías ferroviarias típicas, que obviamente lo tomamos gratis porque casi todos los medios de transporte en Bulgaria no son controlados y encontrar la casilla que vende boletos es un lío. Una vez que estábamos “afuera” de Sofía hicimos diez minutos de dedo y un Audi nos llevó los 221 kms que unen la actual capital con la antigua, Veliko Tarnovo. Un lujo. No el auto, eso no importa, sino hacer todos esos kilómetros en un solo tramo. Con el señor conductor charlamos de todo un poco y me sorprendió lo enterado que estaba sobre los jugadores argentinos en distintos deportes. Trabajaba en una compañía de seguros y estaba disgustado de que la gente en Bulgaria no quería progresar, que a los que viven en los pueblitos de ensueño (que a Flor le encanta ésta palabra) rodeados de montañas no les interesaba poner empresas, ni trabajar en ellas, y eso perjudicaba la economía del país.
                Es que Bulgaria tiene eso, tres o cuatro ciudades "grandes" y el resto está poco urbanizado o directamente es campo. Personalmente me encanta pero también comprendí lo que me decía nuestro conductor con nombre difícil que mi memoria ni siquiera intentó recordar (pero que cuando se presentó obviamente le devolví una sonrisa). “Estamos viviendo del pasado” me decía, refiriéndose a todo lo relacionado con su país: a los deportes, a la economía, a la política y a la gente en general. Justo pasábamos por un pueblito donde una mujer de unos cuarenta juntaba unas flores azules con su hijo, a las 2 de la tarde, lo que le dio pie para completar: “Ves, a eso me refiero, a esta hora ella tendría que estar trabajando y está juntando flores. Vivimos en el pasado”.

Balcones de Veliko Tarnovo - De fondo, las montañitas y los techitos hacen un horizonte genial

                Llegamos a Veliko Tarnovo con la grata noticia de que el trono de Game of Thrones (serie estadounidense de la que Flor y yo somos fanáticos) iba a estar en la ciudad. Resulta que pasean el icónico trono original de la serie por famosos puntos medievales para publicitar la serie y justo iba a estar los días que nosotros visitamos la ex capital búlgara.

La Reina en el Trono

                Tarnovo es una ciudad entre montañas que tuvo su momento de esplendor en la edad media antes que decidieran cambiar la capital de lugar. Algunos búlgaros nos dijeron que la trasladaron porque la ubicación montañosa del ex centro nacional era incómodo para la gente, otros que lo movieron porque Sofía está más cerca de Serbia y era una manera de impedir que el país "odiado por todos" les ocupara las tierras del norte. La verdad es que Veliko Tarnovo fue capital en su momento y hoy en día es una ciudad con grandes estructuras pero con poca gente que la habite. Nos hospedó Marin, un búlgaro que también trabajaba en compañía de seguros, casualidad.

Contemplando (sin boina) - Casco
histórico de Tarnovo
El león es un símbolo para los búlgaros -
Están en todas las ciudades


               

                 Junto a Marin y su amigo alemán André pasamos dos días muy activos en la ciudad medieval. Si Veliko Tarnovo estuviese en un país con más turismo sería conocida por todos nosotros. El casco histórico se encuentra en una colina a menos de dos kilómetros del centro centro, y tiene las ruinas muy bien conservadas del antiguo castillo del medio evo, llamado Tsarevets, donde se encontraba el palacio real y además era conocido como la principal fortaleza de la región desde el 1180 hasta el 1400. La capilla en la cima de la colina se encuentra en perfecto estado. Recorrer las callecitas entre el centro y ésta antigua fortaleza es un paseo muy agradable porque las construcciones son del 1800, que sobrevivieron a los bombardeaos de la guerra y están protegidas por UNESCO y distintas organizaciones.

Ruinas de la fortaleza y en lo alto de la colina, la iglesia católica

Paseando por Tsarevets, en las ruinas de la fortaleza.

                La hospitalidad de Bulgaria y su historia nos dieron días muy agradables e interesantes. Al momento de partir, Marin y André nos llevaron hasta la ruta donde un camionero turco nos levantó rumbo a Bucarest donde pasaríamos nuestro segundo aniversario de novios. Momentos graciosos pasamos con el turco en nuestro viaje de 4 horas como cuando descubrimos que manejaba viendo una serie de su país en su computadora apoyada sobre el tablero de conducir, o como cuando me invitó a sacarme las zapatillas adentro del camión y supuso que Flor estaba haciendo lo mismo jajaja pobre, casi se vuelve loco intentando explicarnos que si ella se sacaba su calzado la mujer lo mataba. El fondo de pantalla de su portátil con una foto de él junto a su mujer musulamana y su hijita junto a la música que nos acompañó gran parte del viaje nos dieron la pauta de que era un ferviente religioso turco, como todos los que conocimos.


Catapulta y Balista - La felicidad de Seba en medio de armas de asedio medievales

                En el próximo post les contaremos sobre nuestros días en Rumanía, vamos a visitar la capital Bucarest y la misteriosa Transilvania en varios pueblitos (Brasov, Sighisoara y quizás algo más). 

Besos a todos a la distancia. Espero que les hayan gustado nuestros días en Bulgaria. Felices Pascuas (?)

3 comentarios:

  1. Hermoso! Como siempre.... me encanta viajar con uds!!!! Sil

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  2. Chicos este post es genial. Estuve en Sofía en mayo de 2011 y es tal cual la describen. Ojalá Bulgaria no cambie nunca, que sigan juntando flores azules si son felices así!

    También hice el Free Sofia Tour con Boyko, el guía.

    Saludos desde Seúl.

    Martín

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