"En los EXTRAVÍOS nos esperan los HALLAZGOS; porque es preciso PERDERSE para volver a ENCONTRARSE." E. Galeano

miércoles, 19 de marzo de 2014

Historia a marzo - Split y Dubrovnik, el medioevo y la modernidad

               Después del cachetazo de naturaleza que nos dio Krka seguimos viaje para Split, donde nos esperaban Lara y Mario, una pareja de couchsurfing. Esta ciudad, la segunda más grande de Croacia, es una joya histórica con rincones más que interesantes. Si bien nos alcanzó un solo día de caminata de 7 horas para recorrerla prácticamente entera, tiene el encanto de poseer construcciones dentro de la ciudad que pertenecieron a la antigua fortaleza Diocleciana.

De noche en el casco histórico de Split. El campanario, y debajo de éste, los restos de Diocleciano.

                En el año 305 D.C. se instaló en Split el emperador romano Diocleciano, en el palacio fortificado que había mandado a construir y fue alrededor de su casa donde la ciudad comenzó a emerger. Al día de hoy los restos del antiguo emperador permanecen en la ciudad, en el Mausoleo que fue convertido a Catedral. Quisimos entrar pero obviamente la entrada era cara así que quedará para la próxima, ponele. Cuestión que la ciudad pasó por manos de todos los imperios que tuvo la región (romano, húngaro, veneciano, turcos otomanos, austriaco, etc) pero nunca fue fuertemente modificada y la respetaron casi siempre como autónoma.

Atardecer en Split. Primer día en la ciudad

                Ya descubrimos que las guías turísticas de “paso a paso” sirven solo para proporcionarnos información sobre la historia del lugar pero poco más, así que nuevamente hicimos una caminata sin rumbo perdiéndonos en la ciudad descubriendo rincones e incentivando a la sorpresa a hacerse presente. Split también tiene una muy linda y moderna peatonal junto al mar, pero después nos enteramos que la actual es una “remodelada” para los turistas. La gente de Split dice que la de ahora es una pista de aterrizaje por su iluminación y el tipo de baldosas. Claramente preferían la antigua.

La "nueva" peatonal junto al mar. Pista de aterrizaje para los locales.

La foto de Seba "buscando el sur" a orillas de, ahora, el Mar Adriático.

                Junto a nuestros anfitriones pudimos visitar la antigua ciudad de Salona, los restos de ella. Esta fue una ciudad que existió durante el primer milenio A.C. y la verdad que estar entre los escombros de lo que en su momento fueron muros está muy bueno. También hay muchas tumbas bien conservadas y un jardín muy bonito.
                Como dijimos anteriormente, estuvimos en lo de Lara y Mario. Él tiene 27, igual que yo (Seba), es pelado y tiene barba. Habla un inglés muy fluido que me dejó en offside más de una vez y una onda muy positiva. Ex breakdancer (nos enseñó que en realidad se le llama B-Boying, y que se alejó de la práctica porque hay mucho egocentrismo en el ambiente), amante de la filosofía, el espiritualismo y dueño de una sensibilidad estupenda, de esa que provoca empatía. Ella tiene 24, un año más que Flor, de ojos claros y un aro (del tipo argolla, no “arito”) en la nariz que da imagen punk. Fanática de Star Wars (tiene un cuadro en el living, en alusión a la “última cena” con los personajes del film, genial), de Battlestar Galáctica y muchas series y pelis. Tienen una perra pitbull que se llama Moira, es muy graciosa y super activa.

Salió un poco movida la foto, pero acá estamos con Lara y Mario, nuestros anfitriones en Split.
Foto sacada por Lara con su Canon - Los tórtolos en las ruinas de Salona

No queremos extendernos mucho contando de gente que quizás nunca conozcan, pero para nosotros es importante. Muy importante. Porque este tipo de encuentros son los que están haciendo que el viaje sea mucho más que conocer lugares bonitos donde podemos sacar fotos. Entre los dos nos hicieron sentir 10 puntos. Ma que diez, once. Tuvimos charlas interesantes y conocimos mucho de la verdadera Croacia y de lo que piensa la gente en Split. El aprendizaje que nos llevamos de Split es que el lugar no hace a la gente sino que la gente hace al lugar. Por lo que nuestro recuerdo en esta ciudad es muy grato por su gente, más allá de los atardeceres con vista al Mar Adriático.

Ruinas de Salona. Más de 3 mil años tienen esas paredes jojo

Nos despedimos sabiendo que dejábamos dos potenciales amigos que en algún futuro reencontraremos, con destino a Dubrovnik. El viaje fue un poquito complicado. A poquito se lo llevaron preso por mentir, así que vamos a sincerarnos de que fue un lindo quilombo. En más de 10 horas de dedo hicimos solo dos etapas que en total sumaron 130 kilómetros. De Split a Makarska nos llevó un profe de gimnasia en una camioneta muy lujosa. Dijo que nos había visto una hora y media antes, cuando entró a  la ciudad, así que prácticamente le dimos lastima y nos llevó. En Makarska, un pequeño pueblito, quedamos varados nuevamente. Estuvimos haciendo dedo hasta que se empezó a hacer de noche y nos levantó una pareja también en una camioneta muy linda. La ruta del Adriático no tiene desperdicio, una vista más impactante que la otra. Con respecto al muchacho que manejaba quiero aprovechar para contar algo: el típico estereotipo de “europeo del este” o “ruso” de las películas gringas es bastante cierto; uno o dos de cada diez en estas tierras mide cerca de dos metros, con cráneos muy grandes, espaldas que casi duplican la mía, cabezas peladas y caras con rasgos muy marcados, sobre todo los pómulos y la pera. En su mayoría con ojos claros y cara de malos… hasta que sonríen y se vuelven extremadamente simpáticos. Así era nuestro último conductor, pasaba de patovica con cara de malo a grandote bonachón en pocos segundos, sobre todo cuando no nos entendía porque hablaba poco inglés. Cuestión que nos dejó prácticamente de noche a la entrada de un pueblito (donde él vivía) que se llama Ploče con menos de 5 grados de temperatura, así que buscamos lugar donde dormir. Esa noche nos enteramos por otros mochileros que Croacia es uno de los países más difíciles para hacer dedo. Nuestros pies podían confirmar ese dato.
Vista de la ciudad antigua desde el Fuerte de San Lorenzo

Al día siguiente finalmente llegamos a Dubrovnik, a la “Perla del Adriático” según internet. Para los amantes de lo medieval (como quien escribe) esta ciudad es la panacea. Fue creada hace alrededor de mil quinientos años, asediada siete veces, pero nunca fue invadida. En el 866 fue asediada durante 15 meses por el ejército sarraceno con más de 100 barcos, y se tuvo que retirar porque no pudo ingresar a esta ciudad amurallada que cuenta con 6 fuertes. Sentí una gran emoción cuando caminamos por primera vez esas callecitas junto a las murallas de 25 metros de altura, con todo tan preservado, las estatuas insertadas en las paredes mirando los pasillos y las torres de guardia con sus respectivas campanas. Fue como caminar por alguno de los escenarios de alguno de los muchos libros que leí, y es que justamente en Dubrovnik se filman varios capítulos de Game of Thrones, una de las series de televisión más vistas hoy en día, de temática fantástica medieval.
Seba en la entrada de la ciudad

A pesar de lo bien conservado que está todo y de lo fantástico de recorrer esta ciudad, con Flor conversamos acerca de cómo se arruinan ciertos lugares por prepararlos para el turismo. Dentro de las murallas vivía gente antiguamente, y hoy en día también, pero en todas las plantas bajas hay negocios. Algunos no perjudican la fachada ni el ambiente que la ciudad posee en su esencia, pero otros destruyen ese encanto. Ver una iglesia con las murallas adornadas de cañones de fondo es muy bonito, hasta que moves la vista y en la construcción de al lado hay un negocio de venta de teléfonos celulares muy llamativo con luces de neón. Nada que ver con nada.
El Fuerte de San Lorenzo. Con esa vista tomamos el desayuno que compramos en el super :P

Como Dubrovnik es bellísima e igualmente proporcional son sus precios, nos fuimos al día siguiente. La siguiente parada fue Podgorica (se pronuncia Podgorisa, porque la C siempre se pronuncia como S… es más fácil en realidad), en Montenegro. Probablemente en los próximos días podamos subir el siguiente post, donde nos vamos introduciendo cada vez más en los países del este, con culturas muy distintas e interesantes.
Esta fue nuestra despedida de Croacia, un país que nos dio mucho y que se sigue debatiendo el modelo de país que quiere. Con una excepcional naturaleza y gente muy amable, pero con poquísima cultura de autostop que dificultó nuestros traslados. En algunos momentos de nuestros 16 días de estadía en el país se me cruzó por la cabeza si ser el país más occidental de los del este coloca a Croacia en la posición incómoda de tener sus raíces en los Balcanes pero la modernidad le tira hacía el otro lado. Mientras tanto nosotros seguimos buscando nuestro norte o sur, no sabemos, ya dimos vuelta tantas veces el mapa y cambiamos tanto el itinerario que somos como dos peces que nos dejamos llevar por las mejores corrientes, las mejores ondas y las cálidas compañías.
Estas últimas dos semanas tuvimos dificultades para conectarnos a internet y por eso no subimos post, e inclusive estamos un poco atrasados, pero si el viento sopla a favor los próximos días nos ponemos un poco al día.
Chau Croacia!

Como siempre, gracias por leernos :) 

5 comentarios:

  1. Hermoso chicos!! Que lindo viaje se pegaron! Me encanta!

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  2. Sigo con mucha emocion todos sus relatos y me hacen sentir como si estuviera alli. Sigan escribiendonos!!!! Y gracias!!!!!!

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    1. Gracias por leernos Ceci... nos encanta que viajen con nuestros relatos y fotos :)

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