¡Vamos a ponernos al corriente!, dijo el enchufe (un
“chistecito” para empezar. Es malísimo y no va a volver a suceder (?)). Dejamos
Dubrovnik con ganas de quedarnos unos días más pero era hora de cambiar de
país. Nuestro plan era quedarnos alrededor de 9 o 10 días en Croacia y
estuvimos 16, por lo que nos agarró una especie de apuro interno que nos
incitaba a movernos, y rápido. A que teníamos que acelerar el paso porque
Croacia era nuestro segundo país de 20 o 30, no sabemos bien, y estábamos
“atrasados”.
Flor, Chris y Blazenka en la Catedral ortodoxa de Podgorica |
Los cuatro tomando un cafecito que nos invitaron. Grandes personas Baggi y Chris |
Sabiendo
poco y nada de Montenegro decidimos ir a Podgorica. Teníamos buenas referencias
de Kotor, una ciudad antigua con lago, pero bueno… estábamos apurados. La capital
montenegrina asomaba como una buena opción para conocer el país y seguir,
sumado a que nos habían confirmado hospedaje, todo cerraba. Como Dubrovnik está
en un lugar de (muy) complicado acceso tuvimos que salir en bondi, lo que nos
rompió el…presupuesto diario.
La ostentosisima catedral ortodoxa de Podogrica por dentro. "Iglesia lujosa, pueblo sin educación" dijo Chris cuando entramos. |
En
Podgorica, o “podgorisa” si lo llamamos como suena a nuestros oídos
hispano-escuchantes, nos recibió Chris Smith. Era la primera vez que un
couchsurfer nos veía primero en un bar antes de ir a la casa pero nos pareció
una buena idea. Después de unas cervezas y de probar el Rakia (bebida
alcohólica de los Balcanes con 50% de alcohol) la charla fluía cómoda en el bar
de paredes despintadas y cuadros llamativamente bonitos. Chris nos advirtió que
en Montenegro podíamos llegar a sentirnos como en Argentina, porque se impone
la idea de que cualquier responsabilidad es “mejor para mañana”.
Paseando, nos invitaron a pasar a esa casa de vinos. Muy bonita. |
Los 3
juntos fuimos a la casa de Blazenka, vecina de Chris que nos iba a dar
alojamiento. Él nos comentó que ella decidió no ir al bar porque estaba nerviosa
por nuestra llegada y prefirió quedarse preparando todo. Nosotros no
encontrábamos palabras para agradecer y evitarles molestias. Blazenka es una
señora de unos cincuenta y pico, muy espiritual y en armonía consigo misma. Nos
contó estar contenta por haber encontrado la paz interior y asegura de que si
actúa de buena manera, van a pasarle cosas buenas. Por otro lado, Chris es un
inglés de cincuenta, pelado y con un sentido del humor genial. Con el correr de
las conversaciones y la creciente confianza, rememoró junto a nosotros su
historia, que en muy resumidas palabras es así: pasó de hombre business full
time all week, a tener un problema de salud que lo llevó a replantearse a sí
mismo, agarrar una camionetita con destino a Ghana y terminar viviendo en
Montenegro por su tranquilidad y porque no encuentra motivo para irse de ahí.
De alguna manera me hizo recordar a “Un lugar en el mundo”, la película de
Cecilia Roth y Federico Luppi. También tuvo una etapa de 10 años en Alemania de
activista contra el sistema porque él asegura “saber cómo funcionan las cosas
desde adentro” y que es todo un maquinaria para que se beneficien unos pocos.
Si bien nos contó detalles de cómo sabe todo esto, es muy extenso y no estamos
seguros de que él esté de acuerdo de la publicación. Hoy en día tiene un
proyecto de abrir una escuelita de fútbol para chicos ahí en Podgorica, que
seguramente tendrá la camiseta del Liverpool, equipo del cual Chris es
sumamente fanático.
Lago Skadar - lugar central y estratégico en las invasiones Otomanas. |
Así
pasamos 3 días en Montenegro, conocimos la capital y el lago Skadar, que
conserva antiguas fortificaciones del antiguo Imperio Otomano en la región y de
la resistencia de los locales.
Nos
fuimos de Montenegro con abrazos cálidos y con el consejo de bajar un cambio e
ir más despacio en nuestro viaje, viviendo el día a día. Nos dirigimos a
Tirana, capital de Albania. Viajamos a dedo en 5 tramos: primero nos levantó un
montenegrino que no hablaba una palabra
de inglés (que se llamaba Marko, como mi hermano más chiquito. Sí, aprendimos a
preguntar “cómo te llamas” en montenegrino/croata), nos llevó 20 km; después un
camión, que tampoco hablaba nada pero fumaba mucho; en Ulcinj (ciudad de
Montenegro) nos levantaron dos ucranianos que se fueron a vivir al país de las
montañas hacía cuatro años y se pasaron todo el viaje despotricando contra su
país, y en general no coincidíamos mucho con sus ideas, pero bueno. Nos dejaron
en el borde con Albania y las diferencias se hacían presentes a nuestros ojos:
mujeres con pañuelos en las cabezas de religión musulmana y todos los autos con
patente de nuestro país de destino paraban para llevarnos, pero cuando les
decíamos que no teníamos plata, aceleraban. Finalmente uno paró, la mujer que
estaba sentada en el asiento trasero evitó que el conductor nos dejara tirados
y nos hicieron lugar. Cruzamos la frontera y cuando nos bajamos ella nos regaló
kiwis. Este detalle fue una advertencia de lo que iba a ser nuestra estadía en
Albania, te ven turista y te quieren sacar cualquier eurocito que tengas, y en
cuanto ven que no tenes te dan de lo que tienen. El último auto que nos llevó
hasta Tirana fue la peor experiencia del día, porque cuando nos bajamos se puso
insistente en que quería 10 euros (el colectivo por el mismo tramo cobra 2 E
por persona) pero cuando nos subimos a su camioneta había quedado claro que era
gratis. Finalmente nos fuimos a la casa de Alaattin (se pronuncia Aladín, como
el del cuento), nuestro anfitrión turco en Albania.
Ex museo que se mandó a hacer el ex dictador Enver Hoxha para si mismo. Hoy en día los albaneses no lo ven como historia sino como vergüenza. Va a ser demolido. |
Si
somos sinceros con nosotros mismos y con usted, querido lector, y realzamos las
situaciones reconfortantes que tenemos con la gente que conocemos en nuestro
viaje, nuestro primer día con Alaattin no fue la mejor experiencia. Si bien él
no tenía intención de molestarnos, no podíamos conversar. Eran monólogos del
turco que comenzó criticando a EE.UU. porque “se consideran más que todos” pero
él terminó haciendo exactamente lo mismo hablando de Turquía. Será que haber
nacido en una tierra con más de dos mil años de historia lo absuelve a uno de
vanagloriarse, pero si lo hace otro está mal. También se despachó con una
catarata de elogios para sí mismo, de lo bien que le va económicamente y que
“todos pueden ser ricos si se lo proponen”. De la misma forma hizo muchos
comentarios “educadores” hacía nosotros, de cómo teníamos que viajar, qué
teníamos que hacer y que a la vuelta teníamos que aprovechar nuestro “momento
productivo de vida” para juntar plata.
Tipica visual de las plazas albanesas, y también, en los patios de las casas de la gente. |
Contrario
a lo que se supone, nos quedamos tres noches en su casa. Nuestra mentalidad de
que tenemos que aprender de todos los que nos crucemos en el viaje implica
también hacerlo de las personas con las que no compartimos tantas visiones de
vida. Así fue que el segundo y el tercer día nuestra relación comenzó a ser más
de ida y vuelta. El clásico “otra oportunidad” resultó, y terminamos haciendo
muchos chistes, más allá que siempre estaba presente en segundo plano, nuestros
diferentes puntos de vista del cómo vivir.
Atardecer en Tirana |
La
anécdota que da título a este post es porque una noche fuimos a cenar y tomar
unas cervezas con el turco. Cuando le contamos que en Argentina hay “parrillas”
y de qué se trata, inmediatamente me ofreció abrir una en Tirana: “Si vos sabes
cocinar a la parrilla yo pongo toda la plata de la inversión y lo hacemos acá”.
La propuesta fue seria, él dispone de ese dinero pero le dijimos que lo vamos a
pensar para desviar la conversación. Sin embargo después lo volvió a repetir en
reiteradas ocasiones.
Atardecer en Ksamil |
Nosotros disfrutando de la playa y el atardecer en Ksamil, Albania |
De
Tirana viajamos a Ksamil, un pueblito al sur de Albania con una playa hermosa
al Mar Adriático. Hay que recalcar que este país es el más barato de los que estuvimos,
por lejos, inclusive quizás más barato que Argentina. Así que decidimos
quedarnos unos días de relax en Ksamil, comunicándonos con nuestras familias
después de muchos días sin conexión y organizando nuestros próximos pasos. Nos
pusimos como objetivo llegar a Estambúl para después empezar a dirigirnos al
norte.
Nueva foto de "Seba pensativo". Espero que un año entero para pensar sobre nuestras vidas alcance... |
Mezquita en Ksamil. La primera vez que escuchamos el llamado a las 6 de la tarde se nos puso la piel de gallina Es realmente impactante. Encuentro de culturas... |
El
próximo post será de nuestros días en Ioannina (se pronuncia Yanina jajaja),
Grecia y la ciudad de Patras antes de ir a Atenas.
Gracias por leernos, si es que superaste el
chiste de la primera línea jaja
Seba, parri-pollo "Los cerveceros" en Albania garpa como loco!! Jajaja
ResponderEliminarSuerte en los proximos pasos chicos!
Montenegro no me emocionó tanto, me molesta q alguien llamado aladdin sea malo jajajajajaja
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