Después de la maravillosa Venecia nuestro itinerario
empezaba a virar al Este, hacía esos
países con poca publicidad que algunos recuerdan porque en los noventa tuvieron
una guerra. Pero antes de adentrarnos en los Balcanes nos quedaba una parada en
Italia, en una porción de tierra que seguramente algún político tano despierto
le ganó de mano a otro más dormido esloveno, la ciudad de Trieste.
Canal principal - Trieste |
Como
les contamos antes, en Trieste no teníamos expectativa alguna, nos quedaba de
paso. La primera noche nos hospedamos en el departamento de Aruni, una mujer que
contactamos por couchsurfing obviamente. Nos advirtió que era vegetariana y que
nos podía hospedar desde las 20 porque tenía yoga. Cuando llegamos nos recibió
de maravillas con un té, que a diferencia del que estamos acostumbrados en
Argentina, el té se prepara poniendo las hierbas en una especie de cuchara que
se cierra. Riquísimo. Nuestro itanglish se vio expuesto una vez más a una dura
prueba de la que salió satisfactorio sin pasar antes por algún acorralamiento
que manoteó vocabulario del español. Finalmente Aruni solo nos pudo hospedar
esa sola noche. De nuestra charla descubrimos que los Triestinos no se sienten
italianos porque están prácticamente adentro de Eslovenia, y que la cultura del
veganismo y los dioses hindúes son algo en crecimiento.
Un botecito en el atardecer de Trieste |
Nos
despedimos de esta portadora de la paz bien temprano por la mañana y comenzamos
una subida al cerro donde nos dijo que podríamos acampar. Es gracioso para
nosotros ahora recordar el “up up up up and there it is” cuando ella nos indicó
donde ir y que con nuestras mochilas subimos un par de kilómetros con 15 o 20
kg en la espalda cada uno. Finalmente llegamos al lugar y acampamos. Claramente
fue una buena elección, sobre todo cuando encontramos 3 latas de cervezas que
alguien habrá olvidado, una era una Lasko, que no tenemos ni idea de donde es
ni que sabor tiene.
Así
transcurrieron nuestras 3 noches siguientes, recorriendo la ciudad de día y
abrigándonos de noche. Trieste es una paqueta ciudad costera con algunos
castillos pequeños, un bonito centro cívico y mucha naturaleza rodeándola. El
mar es la frutilla de ese postre bien frío y se llama Trieste.
Castillo de St. Giusto - Trieste |
A todo
esto recordamos que teníamos que cambiar nuestros pasajes de vuelta, que como
nos habían dicho y confirmado en Aerolíneas Argentinas, eran modificables (con
una multa de 100 dolares+IVA) hasta 11 meses adelante. Llamamos, pasamos
nuestros datos y nos dieron la ingrata sorpresa de que esos pasajes no podían
ser modificados para la vuelta. Sí, ya nos habían confirmado otra cosa en
Argentina. Si, nos quedamos sin pasajes de vuelta. Nuestra salida de Italia que
iba a ser un hasta luego porque volvíamos por Roma se convirtió en un adiós
porque pensamos volver por España, creemos. No sé. Qué se yo (jaja) (un saludito
a mi mamá que se está enterando, a mi hermanita y a la tía Nely. Igual volvemos
en enero, no se alarmen).
Otra del atardecer en Trieste :) |
En
Trieste me preguntaron por segunda vez si yo (Seba) tenía ascendencia italiana,
haciendo ademanes de que mis rasgos lo eran. También en Trieste se nos acercó
gente para conversar, al vernos extranjeros. En esta ciudad poco turística fue
donde nos sentimos mejor tratados, las conversaciones fluyeron con mayor facilidad
y la trata impersonal se ausentó, por suerte.
Las montañas nevadas de fondo |
Así fue
como después del acampe, un cable tierra sin internet y mucha naturaleza, nos
calzamos las mochilas al hombro y fuimos a la ruta rumbo a Croacia. Una hora y
veinte tardamos en que nos levante Ifvran, un bosnio muy copado que trabaja en
Italia y vive en Croacia. Charlamos en italiano durante la hora y media de
viaje. Volvimos a descubrir que todos los países están en crisis, salvo dos o
tres. Proceso de acumulación que le dicen. Él está contento porque su hijo es
“bello” y trabaja en Germany, y opina que las guerras en los Balcanes fueron
por políticos “testa dura”. Las rutas que unen Italia, Eslovenia y Croacia nos
dieron una pauta de donde entrabamos: las montañas, bosques y naturaleza eran
impactantes durante el viaje. Y llegamos a Rijeka (se pronuncia Rieka), otra
ciudad costera pero muy distinta a Trieste.
Plaza Central de Trieste sacada desde el muelle |
El
primer impacto, que nos shockeó pero alegró por estar viviéndolo, es el idioma.
Todo era ilegible e inentendible. Desde los carteles de los negocios plagados
de J, Z y P en distintos órdenes hasta las conversaciones de la gente que a
nuestros ignorantes oídos no suenan a nada que hayamos escuchado antes. Lo único
que se me viene a la mente cuando hablan es chucrut y kapusta, por sus
consonantes y porque son comidas del lugar.
Flor super contenta en la escollera de Rijeka |
Entrar a Croacia fue cambiar de
planeta. Era como estar caminando en el mundo del revés pero éramos nosotros
los que caminábamos por el techo. Preguntamos en una esquina, en un local, todo
en nuestro “rusticinglish” y nos fuimos guiando hasta la casa de Rina y
Adriano. Son una pareja de croatas que nos hospedo con la mejor onda, tienen
alrededor de 30 años y dos perritos muy quilomberos, pero simpaticones. De
ellos aprendimos muchas cosas de Croacia, de la ex Yugoslavia de Tito, charlamos
de religión y política, nos hicieron de guías para conocer la ciudad y sobre
todo experimentamos la buena hospitalidad de este país.
Foto sacada desde el Castillo de Trsat - El canal es el general |
Con respecto a Rijeka podemos
decir que es una ciudad pesquera con una muy bonita escollera de casi 3 km que
es muy muy linda para caminarla, como hicimos nosotros. Otra vez nos lamentamos
de no haber traído una mochila entera de yerba y un mate. El lugar realmente
invita a matear largo y tendido, como se puede ver en las fotos. También
visitamos el Castillo de Trsat, donde ahora está enterrado un antiguo príncipe
croata Vuk Krsto Frankopan en una iglesia interior.
El Castillo de Trsat - La zona "vieja" |
Junto a Rina (que en realidad se
llama Katarina) rearmamos nuestro itinerario. Resulta que toda la info que nos
dio google estando en Argentina era muy útil hasta que hablamos con alguien de
acá que nos tiró cerca de 15 tips sobre lugares donde ir y otros que podríamos evitar
que son “inflados por el mercado turístico”. Mientras tanto, intentamos
aprender algo de Croata. Después de Rijeka vamos a ir a Zagreb a esperar que
pase el mal tiempo y después volver a buscar el sur, en el Parque Nacional Krka
(se pronuncia como suena, crcra).
Algunos “datos duros” de Italia:
-
Algo a lo que ya nos acostumbramos pero es
flashero para nosotros, es que si te paras en la senda peatonal los autos
frenan para dejarte pasar. Siempre. Y hay muy pocos semáforos inclusive en las
ciudades grandes como Roma o Florencia.
-
Transporte público: Una joyita. Los bondis
llegan a la hora que dicen, y en tren podes recorrerte todo el país. El
problemita son los pasajes, que estando en Eurocitos a nosotros se nos
complica. Si fuésemos italianos que cobramos en italiano, nos la pasaríamos viajando
en tren.
-
Italia está a la moda. El 95% de las personas en
la calle se visten pipi cucú, con marcas caras. No hay outlets ni lugares donde
compro normalmente jaja.
-
En Italia casi no se come carne. En los
supermercados y carnicerías se vende poco y a alto precio. En cambio la pasta
sale como piña y es muy rica. Además no se venden salsas deshidratadas, solo en
frascos de vidrios y preparadas.
-
Está de moda el auto chiquito, ese que es como
la mitad de uno “normal”. Todos los planes para comprar autos a bajo precio son
de esos autitos y se usan mucho, mucho. Y los estacionan en cualquier lugar.
Hemos visto uno ocupando el lugar de un container de basura, de esos negros grandes
como se ven en Argentina. Muy divertidos.
-
Toda la gente tira su basura en los containers
que están en la calle, y la tiran dependiendo si es basura orgánica, papeles, plásticos
y vidrios. Un tacho grande para cada cosa. Por supuesto que en sus casas,
tienen un tachito para cada cosa también.
-
Vimos algo muy curioso en los supermercados
grandes. Si estás “registrado” podes ir con tu documento y te dan una especie
de control remoto cuando entras. Marcas todos los productos que vas agarrando
con ese control, y cuando terminas, vas a una cabinita y TE COBRAS VOS SOLO con
tu tarjeta de crédito. Nadie controla que estés pagando todo lo que te llevas
ni nada. Entras, agarras todo, lo marcas, te auto cobras y te vas.
FACEBOOK (donde subimos el día a día): https://www.facebook.com/viajando.de.sur.a.sur
FLICKR (donde están todas las fotos en alta
calidad): http://www.flickr.com/photos/115401668@N06/
El Castillo de Trsat - Rijeka |
LA VERDAD IMPECABLE RELATO E INCREIBLE LA EXPERIENCIA QUE ESTAN VIVIENDO, LES DESEO LO MEJOR Y A LA ESPERA DE LA PRÓXIMA PARTE DEL VIAJE.
ResponderEliminarMuchas gracias Fede!!! :)
Eliminarcuando vuelvan los voy a necesitar!!! paraa cuando el nuevo post?
EliminarEsto de leer sus post se esta conviertiendo en un muy grato momento en medio del "matutino". Encontraron una forma de contarnos su viaje de una forma muy divertida y armonica. Me gustaron los datitos de Italia, pero yo les doy otro dato copado, ya entraron mas de 1500 personas al blog!!!!
ResponderEliminarEs muy lindo poder compartir nuestras experiencias con uds a pesar de la distancia :)
Eliminar(1500 personas es un flash jajajaja)
amo los posts, los re espero!
ResponderEliminarme gustan las fotos y la forma de contarlo.. es como si lo estuvieras contando con una birra de por medio..
los leo porque lo quiero, los extraño y porque.. es un gran blog