"En los EXTRAVÍOS nos esperan los HALLAZGOS; porque es preciso PERDERSE para volver a ENCONTRARSE." E. Galeano

jueves, 12 de diciembre de 2013

Mis pensamientos al aire

        Usé facebook para escribir una tanda de "textitos" que me fueron surgiendo con el tiempo. Mis planes de viajar vienen de hace mucho, mucho. Varios años, creo que 7 u 8. Pero uso el blog para traer al presente algo que escribí el año pasado. Mis "Pensamientos al aire 3", uno que me gustó y viene al caso.
         "Parado en el tren, con la cabeza inclinada, apoyada sobre la pesada puerta de metal. Viendo por la ventana como el paisaje viaja rápidamente, mientras sigo quieto. La mente se distrae de si misma por un segundo y empieza a volar. Hace mucho, muchísimo tiempo que no pasaba. Dejar la imaginación recorrer caminos inexplorados, fantaseando, cantando, delirando. Tanto había pasado desde la última vez, que me asusté. Casi había olvidado la sensación de pilotear la nave sin volante, de mirar sin ver. Pero esta mañana si, me volvió a pasar.
            Quizás fue por la rutina, esta puta rutina que me tiene cansado, y casi olvido una de las cosas mas lindas que conocí en mi vida. Pensar, para adentro, profundamente, ocultando del mundo lo que sucede en mi cabeza. El momento cumbre de descanso cerebral. Donde nacen las ideas más geniales, los sueños más significativos. Y casi me olvido de hacerlo. La sistematización, la repetización, la falta de inventiva. La facilidad de hacer siempre lo mismo, de no innovar. Acostumbrar la mente a no idear, a no elevarse.
            Volé, como los pájaros, redescubriendo las alas de mi mente. En ese vuelo me observé, todavía con la cabeza apoyada en la puerta del tren, con los ojos perdidos en la nada. Mi piel traslúcida, como un frasco con forma humana. Dentro estaba mi verdadero yo, gritando y pataleando, queriendo salir de un cuerpo entumecido por el sistema, por la rutina. Imaginé ese verdadero yo como cuando era chico. Cabezón con corte taza, la mirada brillante y la sonrisa pegada a la cara, la expresión de felicidad transmitiendo las ganas de vivir y de hacer, de crear y recrear. Ese niño estaba encerrado en un cascarón de supuestas seguridades que nos da la rutina, la vida diaria, un señor con máscara que se viste y comporta de manera adulta, para que el verdadero yo quede oculto, tapado. Intento vivir libre, desatado, pero haber descubierto que ese chico sigue ahí, fue fuerte. Me renovó de ganas, de vida. Estoy seguro que no lo logré solo, la gente que me rodea me llevó a eso, algunos desde un rincón, otros desde otro. Gracias.
            Ideé a la teoría de que mucha gente muere joven, inclusive diría, la mayoría de las personas. Mueren jóvenes, pero respiran hasta viejos donde sus cuerpos dejan de hacerlo. Algunos reviven de viejos, recreando y resucitando sueños. Otros no. ¿Qué somos en la vida, si no más que nuestras ideas y sueños por cumplir, y los cumplidos? Cuando perdemos eso, esa esperanza del algo por venir, ese fuego interno que nos hace soñar y volar, nos morimos. Cada persona es única, con deseos únicos. Cada vez que uno muere, y se vuelve un eslabón más de la máquina, muchos festejan. Inclusive imagino que cada vez que alguien, que cualquier célula soñadora se sistematiza y pierde su fuego interno, alguna importante marca consumista festeja, con globos, piñatas y guirnaldas. Un soñador menos, un ente manipulable más.
Hoy me asusté. Me encontré hecho un ente, con la cabeza apoyada en la puerta del tren, esperando que pase el tiempo para subirme al subte, entrar al trabajo, hacer lo que se me exige hasta la noche, que vuelvo a casa a descansar. Y así mañana, y pasado. Cada trescientos cincuenta días mentirme un poco con vida real, quince días en algún lugar, y volver a lo mismo.
            Cada uno tiene sus sueños, todos son válidos, todos importantes. Dudo realmente que el sueño de alguien sea ser un ente, vivir sin pensar, sin salir de la seguridad cotidiana. De ser así, que viva su vida rutinaria lo mejor posible. Pero no me encuentro feliz con esa idea, y debe haber muchos otros como yo. No me considero especial, sólo una célula más, un yuyo más en la estepa de mentes libres y voladoras. Entonces me propuse mantener vigente la imagen del yo verdadero, reavivar el fuego interno, y si puedo, ayudar a otros a que lo hagan. No se cuanto tiempo estuve muerto, quizás fueron sólo algunos días, quizás semanas, no creo que haya sido más que eso. Me apagué. Pero hoy volé, con la cabeza apoyada en la puerta del tren, mirando el mundo pasar. Usar la rutina como escalera a mis sueños, y cuando esté allá arriba, patear la escalera para siempre. Vamos a llegar."





2 comentarios:

  1. Excelente. Gran texto. Emocionante.

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    1. Mil gracias Martin, me hiciste volver a leer esto que me había olvidado que lo había escrito. Abrazo

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