"En los EXTRAVÍOS nos esperan los HALLAZGOS; porque es preciso PERDERSE para volver a ENCONTRARSE." E. Galeano

martes, 13 de mayo de 2014

Mucho Mozart y poco cuarteto – Salzburgo, Austria

Nuestro próximo destino en el mapa era Austria, primer país de los catalogados “primer mundo” que pisábamos y una manada de lugares para ver en el Estado sin salida al mar. Llegamos a Viena desde Bratislava en menos tiempo del que tardo en viajar de Quilmes a Capital Federal. La capital austriaca que le dio nombre a las salchichas que comúnmente comemos alberga un millón y medio de personas, pero ya de entrada la primera impresión fue: “que hacemos acá”.
                Si bien en muchos países nos sentimos extranjeros ni bien llegamos, con el tiempo vamos naturalizando esa sensación. En el país con menor índice de desempleo de Europa su carta de presentación fue la impresión de estar dentro de la película “The Truman Show”. Para quien no vio el film, se trata de la historia de un hombre que desde antes de nacer su vida es filmada y transmitida en vivo a todo el mundo, un reality show de un hombre (Jim Carrey) las 24 horas del día que vive en un set inventado, en un barrio ficticio donde los directores pueden controlar todos los aspectos de la vida de Truman, inclusive los detalles como el clima y los (des)amoríos. Claramente no nos sentimos filmados ni siendo parte de un reality show jaja pero la ciudad parecía un set de filmación, donde todos los engranajes funcionaba bien: los medios de transporte, las señalizaciones de las calles, la limpieza de todo y también funcionaban bien las personas, siendo extremadamente amables, cordiales y respetando todas las reglas que los rodean. Ni mejor ni peor, pero chocante para nosotros, acostumbrados a las demoras del Roca, a los pozos de Lanús o a cruzar la calle por mitad de cuadra. Tanta fue la diferencia inclusive con los países del Este europeo que nos llevó a pensar en ese “que hacemos acá”, como si hubiésemos entrado a ver La Traviata en el teatro Colón en bermuda y zapatillas viejas.

Un vistazo de Salzburgo desde la Fortaleza de Hohensalzburg

                Nuestro sentimiento de inferioridad de clase sin embargo no fue el motivo que nos llevó a irnos de Viena rápidamente, sino que considerando los precios que maneja el país, decidimos por unanimidad (?) que los 5 días de Austria los usaríamos para conocer bien Salzburgo. Excelente decisión viendo en retrospectiva. Para darle un breve trasfondo histórico a nuestro relato, les contamos que hace no tanto tiempo (entre 1867 y 1918) el antiguo Imperio Austriaco se había convertido en el famoso y poderoso Imperio Austrohúngaro que cayó con la Primera Guerra Mundial, para luego en 1919 convertirse en Republica. Lamentablemente en 1938 cayó en manos de la Alemania nazi, y esa ocupación duró hasta fin de la Segunda Guerra Mundial. De 1955 en adelante, se la conoce como hoy, la Segunda República de Austria. Entoooooonces…  de Viena fuimos a Linz, donde nos llevó un señor muy amable, ex director de obras de teatro. En el viaje nos contó cómo fue de duro trabajar en Alemania en la época de la Occidental y la Oriental, y que ahora está jubilado pero sigue ligado al mundo del arte trabajando para la municipalidad de Linz. Esta ciudad que para nosotros era de paso en nuestro camino a Salzburgo, fue siempre una ciudad de paso para todos. Con una relevante importancia en el sentido comercial, Linz carece de ninguna atracción para el visitante, por lo que nos limitamos a quedarnos a dormir en la estación de tren cobijados de la lluvia que nos viene persiguiendo desde… no sé, Roma.

Una calle cualquiera de Salzburgo, para que se pueda apreciar lo cotidiano, lo normal

                Y finalmente Salzburgo, la ciudad del vino y la joda… no, mentira, todo lo contrario, es la ciudad donde nació Mozart y donde también una decena de artistas de distintos rubros vivieron en la región en busca de inspiración, que claramente, le da unas grandes alas a cualquier alma artística que busque nuevas ideas. La región de Salzburgo se parece en gran parte a la Patagonia andina, para que se den una idea: mucha montaña, lago y bosque. La tranquilidad que da la naturaleza y que hasta el momento ninguna ciudad puede superar. Si la región austriaca es como esa zona del sur argentino, la ciudad de Salzburgo es Bariloche pero con un castillo en la montaña. Se llama la Fortaleza de Hohensalzburg (recordemos que las H acá no son mudas, suenan a jotas), y es un paseo que recontra vale la pena. Se puede subir a pie o por funicular, y la entrada es paga hasta las cuatro de la tarde, después de eso podes recorrerlo gratuitamente como nosotros (la única “contra” es que los negocios del interior están cerrados). Las murallas en general tienen más de quinientos años, pero la fortificación en sí es del 1077 y a pesar que fue sitiada en varias ocasiones nunca fue tomada. En un cartelito cuenta la historia de que cuando estaba siendo atacada, paseaban un toro por las murallas que todos los días lo pintaban de un color distinto. De esa manera el ejército enemigo que acampaba en la cercanía pensaba que tenían muchísimas provisiones y desistían de atacar.

La casa donde nació Mozart

                En Salzburgo también visitamos la casa de Wolfgang Amadeus Mozart, uno de los músicos más reconocidos de la historia. No es casualidad que haya nacido en Salzburgo y que haya sido austriaco, el país y sobre todo la ciudad, nos quedaron en el recuerdo como una fina y delicada sinfonía del prodigio músico. Si bien toda la ciudad era muy paqueta, destacamos el pastito cortado a orillas de todo el río Salzach que invita a pasar una tarde de pic nic, y la cultura de bicicleta que tienen en todo Austria, pero sobre todo en Salzburgo. Esto último es fundamental para imaginarse el país, está plagado de bicis y las ciudades están preparadas para eso. Junto al río Salzach había una bicisenda flotante especial que pasaba por debajo de los puentes de automóviles y tenía semáforos especiales para que la circulación en bici fuese el medio de transporte prioritario.

Saliendo de la Fortaleza Hohensalzburg, el atardecer
nos invita a caminar un rato más
Imposible no colgarme en mis pensamientos
en esa maravilla de lugar


                
            En la región recorrimos con mucha tranquilidad el pueblito de Fuschl que cuenta con un hermoso lago donde merendamos. También fuimos a St. Gilgen, otra pequeña población que además de tener salida al lago Wolfgang contaba con un centro histórico muy pintoresco, y a la mismísima ciudad de Wolfgang que fue una grata sorpresa: un lugar muy particular con callecitas de piedra arriba y abajo, con salida al lago prácticamente en todos lados, donde pudimos apreciar a muchos austriacos vestidos con sus típicas ropas: las mujeres con sus coloridos vestidos largos y los hombres con bermudas verdes, medias verdes hasta la rodilla, chaleco verde, camisa blanca y el sombrerito circular verde; obviamente, todos tomando cerveza en la calle.

Merendando en Fusch. Se hace lo que se puede loco, no exijan (?)

No están disfrazados ni posan para la foto. Tradición en vivo y directo

                Pasamos una noche en Obertraun (otro diminuto poblado) que difícilmente olvidaremos. Nos cocinamos una riquísima polenta en un balneario cerrado (por ser temporada baja) junto al lago, con vista al conocido pueblito de Hallstat, iluminados por las estrellas. Impagable.

Un pequeño descanso en Wolfgang. El lago es testigo
Como si el cielo supiese de la belleza de Hallstat, lo ilumina particularmente. Nosotros en la costa de Obertraun nos
preparábamos para pasar la noche con esta vista.

                Claramente al otro día visitamos Hallstat y es tan tan genial como dicen todos. Está colgada de las montañas, como si fuese a caer al lago y las construcciones son hermosas con sus techos de tejas como se ve en las fotos. Si bien está plagada de chinos y japoneses como en todos los sitios protegidos por UNESCO, nos tomamos el tiempo necesario para disfrutarla.


La estación de trenes de Obertraun. Las nubes tapan las cimas de las montañas en la mañana
La pintoresca y hermosa Hallstat de la que tanto hablamos...

                El último lugar que visitamos en esta región fue Gmunden, que está decorada por las montañas que la rodean y el lago que se mezcla con la ciudad. Visitamos el castillo que se encuentra EN MEDIO DEL LAGO, posta, adentro del agua. Lo conecta un puente de madera pero está en pie desde el mil quinientos y algo. Muy bonito. Este poblado tiene un dato histórico que la resalta, y es que ahí, la SS instaló un centro materno para “preservar la raza aria”, según las teorías nazis.

Un poco mas de Hallstat porque la rompe

El Castillo de Gmunden, en medio del lago. Se lo conoce con el nombre de ORT jaja de verdad.

                En fin, esto fue un poco de nuestros días en Austria que nos dejó la sensación de que la gente habla tan bajito para ser cordiales que sería imposible verlos bailar un cuarteto (o cualquier música divertida que se les ocurra). Nuestro toque y me voy del primer mundo nos lleva a que nuestro próximo post va a ser de Republica Checa con unas muy buenas historias para contarles, que espero que en breve podamos compartir.

El Ort en medio del agua - El puente de madera une la islita con la ciudad

Seba y el atardecer en Gmunden...

Saludos a todos, y miles de gracias por seguir todavía a nuestro lado, a la distancia.

3 comentarios:

  1. muy bueno como siempre!!! me perdi algunos pero me pondre al dia

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  2. Maravillosos lugares!! ¿Esta bien sentir envidia?? Lo que siento al ver las fotos y el relato se parece bastante a eso :( También imagino que es bastante difícil transmitir con palabras todo lo que ven no?

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